Tour en Turibús por Veracruz, esto es lo que no te puedes perder
Recorre los puntos más destacados de Veracruz a bordo del Turibús, ¡te llevará a descubrir cada rincón impregnado de historia y cultura!
Learn MoreConoce la conmovedora historia detrás del Farallón del Obispo, el nombre real de este destino en Acapulco, aunque muchos lo conocen como El Morro.
Acapulco, con sus paisajes de ensueño, playas doradas, rica historia y cultura viva, es uno de los destinos más emblemáticos del Pacífico mexicano.
Desde sus atardeceres inolvidables hasta sus fascinantes sitios históricos, este puerto tiene algo para cada viajero. Ya sea que te atraigan sus museos, su vibrante vida nocturna o su legado colonial, Acapulco lo tiene todo.
Entre sus muchos atractivos destaca un lugar que guarda una historia digna de leyenda: el Farallón del Obispo, también conocido popularmente como El Morro. Si visitas el puerto, no puedes dejar de admirar esta imponente formación rocosa que emerge del mar como un guardián de la bahía.
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El Farallón del Obispo, testigo del heroísmo y la fe, se impone en medio del mar como un guardián eterno de la bahía. Foto: Shutterstock
Aunque muchos lo conocen como El Morro, su nombre real es el Farallón del Obispo, y detrás de su nombre se esconde una conmovedora historia. La leyenda cuenta que, en 1663, cuando Acapulco era aún un humilde campamento de pescadores, un terrible huracán azotó la bahía. El caos se apoderó del puerto, y la desesperación se extendió entre los habitantes. Fue entonces cuando el sacerdote Olaguibel, guía espiritual del campamento militar del sargento Francisco del Rincón, tomó la valiente decisión de interceder por el pueblo.
Convencido de que la fe podía calmar la tormenta, el padre se embarcó rumbo al islote acompañado por dos valientes navegantes. En medio de un mar embravecido, alcanzaron el farallón y desde ahí elevó una plegaria al cielo. Milagrosamente, el temporal cesó, pero el regreso fue imposible. El mar cobró la vida del sacerdote y de sus acompañantes. En honor a su valentía y sacrificio, este islote fue rebautizado como El Farallón del Obispo, aunque con el tiempo el nombre original de “El Morro” ha permanecido en el habla popular.
La leyenda del padre Olaguibel aún vive entre las olas que rodean esta icónica formación rocosa. Foto: IG Visita Acapaulco
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El Farallón del Obispo se ubica entre las playas La Condesa y Hornitos, justo al nor-noreste de la bahía, dentro de la famosa zona de Acapulco Dorado. Esta formación rocosa forma parte de un paisaje marino que parece sacado de una postal: aguas cristalinas, rocas que emergen del océano y una vista que te conecta con la inmensidad del Pacífico.
En los años 80, se convirtió en una atracción turística aún más visible cuando se le instaló una fuente que lanzaba un chorro de agua hacia el cielo. También se construyeron escaleras que permitían subir y disfrutar de una vista espectacular. Sin embargo, con el paso del tiempo, estos elementos fueron retirados por cuestiones ecológicas.
Hoy en día, aunque no se permite el acceso directo, el farallón sigue siendo un espectáculo visual digno de admirar desde la costa o en un paseo en lancha. Es el punto perfecto para fotografiar, imaginar su leyenda y dejarse envolver por el misticismo del lugar.
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Para vivir Acapulco al máximo, no basta con recorrer sus playas y paisajes. También es fundamental elegir un hospedaje que te brinde comodidad, lujo y una conexión íntima con el entorno. Camino Real Acapulco Diamante, ubicado en el exclusivo fraccionamiento Pichilingue, ofrece justo eso.
Camino Real Acapulco: lujo, tranquilidad y el punto de partida ideal para descubrir la magia del puerto. Foto: Camino Real Acapulco
Este hotel es un verdadero refugio de paz frente al mar y fue recientemente renovado. Desde sus terrazas, puedes contemplar la hermosa bahía de Puerto Marqués, envuelto en un ambiente de serenidad incomparable. Cada rincón del hotel ha sido diseñado para que tu experiencia sea inolvidable: albercas con vista al mar, habitaciones con balcones privados y gastronomía de primer nivel.
Además, su ubicación privilegiada lo convierte en el punto de partida perfecto para explorar los atractivos naturales e históricos del puerto.
Después de un día conociendo sitios como el Farallón del Obispo, no hay mejor recompensa que regresar a la tranquilidad y el confort que ofrece Camino Real Acapulco Diamante. Es más que un hotel: es parte de la experiencia que hace de Acapulco un destino inolvidable.
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